Luego de casi dos meses de haber iniciado el período de confinamiento en Ecuador (17 de marzo), la ciudad de Ambato parece no aguantar un día más de lo mismo. El lunes 11 de mayo, a pesar de la disposición del GAD local de continuar en semáforo rojo, es decir con altas restricciones a la movilidad, la gente pareciera que está en semáforo verde.
En las calles céntricas y en los sectores aledaños al mercado Primero de Mayo de la capital tungurahuense se observó durante la jornada del 11 de mayo a gran cantidad de personas comercializando sus productos en las veredas, plazas, calles y en sus vehículos. Ante la grave situación económica que aqueja al país (mayor desempleo, subempleo, reducción de ventas, y quiebra de empresas), así como la ausencia casi total del Estado para ayudar a las personas más vulnerables, la población se ha visto obligada a salir a las calles, con el riesgo de contagio del Covid-19.
Esto ya ocurría desde hace varias semanas, incluso antes de la reapertura “ordenada” del Mercado Mayorista, cuando centenares de comerciantes se tomaron la vía pública para expender sus productos. Es así como se evidencia que la realidad dista mucho del discurso de las autoridades, que desconectadas de la situación real, siguen impulsando medidas alejadas de la cotidianeidad de los ciudadanos.
Ante esta situación, la Municipalidad de Ambato y del resto de cantones de Tungurahua y la Sierra Centro, deberían apegarse a sus realidades locales y pasar a semáforo amarillo, así sea en el discurso, porque la situación en ciudades como Ambato pareciera ser de semáforo verde (restricciones menores, mayor porcentaje de la población laborando formal e informalmente, transporte público limitado). Es imperativo que las autoridades realicen campañas de concienciación ciudadana sobre medidas de higiene y distanciamiento social, para que de esta forma la gente pueda laborar de la manera más normal posible.
En este punto muchos se cuestionan sobre la posibilidad de que el desempleo, el hambre, la pobreza, la quiebras de pequeñas y medianas empresas, así como de las grandes, tendrán un efecto aún más negativo que el mismo Covid-19.
