Entrevista al asambleísta por Tungurahua y presidente del Movimiento Tiempo de Cambio, Esteban Torres Cobo, realizada vía telefónica.
¿Cómo mira el panorama electoral para las próximas elecciones?
Complicado. Polarizado. Incierto. Con un hastío general y popular causado por la corrupción en todo lado y por la falta de decisión de los actores que están en puestos para tomar decisiones. Y con una crisis económica que se prolonga ante la falta de consumo y de liquidez de las familias ecuatorianas.
¿Y a los posibles actores políticos?
Veo a una izquierda organizada, violenta y radical que se prepara para las elecciones. Liderada por el correísmo más duro pero sin duda conectada con más actores y sectores que, con Moreno buscaron el caos, y que seguro buscarán el 2021 el poder para ajustar cuentas y quien sabe qué más. Son parte del libreto del Grupo de Puebla y sin duda de los castrochavistas que lamentablemente hoy gobiernan España.
¿Por qué es tan crítico con la izquierda? Muchos dicen que la dicotomía derecha-izquierda ya no está vigente.
Eso siempre lo escuchará de los ingenuos y de los que se hacen los ingenuos. La diferencia y la batalla entre la derecha y la izquierda está más vigente que nunca. Solo mire lo que sucede en Estados Unidos, en España o en cualquier país con sistemas políticos más sólidos que el ecuatoriano. Se sabe quien es derecha y quien es izquierda.
¿Y en Ecuador está vigente esa dicotomía?
¿Ha escuchado alguna vez que aquí la izquierda reniege de ser izquierda? Jamás. Hasta le da orgullo. Mientras más camisetas del Che usen, mejor se sienten. La derecha es la tímida. Aquí y en la mayoría de países. Eso tiene que cambiar. La batalla de las ideas, que se concreta en la batalla electoral, no admite medias tintas.
¿Y no es mejor camuflar esas etiquetas en una campaña, como generalmente sucede, para apelar a un grueso de votos más amplio?
La izquierda más dura gobierna ya trece años este país. El próximo mayo cumplirá catorce años en el poder presidencial. ¿Ha camuflado su etiqueta de izquierda? Ni el presidente Moreno lo hizo en la campaña del 2017. ¿Queremos que gobierne dieciocho años? ¿Veintidós años? Si no hay un cambio de gobierno y de rumbo hacia la derecha esa izquierda muturá en una suerte de peronismo, y ahí si estaremos fritos. La derecha no debe esconder sus etiquetas, más aún cuando cuando a Segunda Vuelta se pasará (si es que la hay) con un porcentaje que esté entre el 18% y el 24%.
¿Quién representaría a la derecha en estas elecciones?
La representará cualquier persona que defienda la prosperidad de los ecuatorianos. Que defienda la vida desde la concepción y la familia. Que defienda la posibilidad de avanzar sin más impuestos. Sin tantas trabas al emprendimiento y la generación de riqueza. Que luche por la ruralidad, por su economía agraria y sus tradiciones. Cualquier persona que enfrente sin miedo las imposiciones de la izquierda globalista que busca destruir todo y no crear prosperidad ni respeto. La representará cualquier persona que defienda la seguridad de los ciudadanos con más preparación y recursos para nuestra policía, no aquellos que buscan destruirla y dejar en la indefensión a los ciudadanos. Y, por sobre todo, la representará cualquier persona que defienda el Estado de Derecho y el imperio de la ley. La izquierda anarquista y comandada por organismos nefastos como la ONU, la OMS y más buscan destruir el Estado de Derecho de países como el ecuatoriano.
¿A quién apoyará en las próximas elecciones?
A quien defienda esas tesis, especialmente la causa provida, que es innegociable para mí. Mi actuación en la Asamblea Nacional ha sido frontal y orientada por mis principios y convicciones. Soy alguien de derechas, un nacionalista conservador, profundamente orgulloso de nuestro país y no voy a cambiar en las elecciones. Ahora hay muchos izquierdosos reconvertidos que se dicen de derecha en el panorama electoral y tienen que ser desenmascarados.
¿Son esas las causas de la nueva derecha, de la que usted habla recurrentemente?
Esas y muchas más. La conservación del ambiente, bandera conservadora desde siempre, el respeto a la libertad religiosa, a la educación libre sin adoctrinamientos estatales. A la mano dura contra los delincuentes y los violadores, con penas duras, como ha hecho Colombia. La izquierda aquí y en el mundo busca dejar libres a los delincuentes.
El exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, ha propuesto una Consulta Popular para asegurar la prosperidad de los ecuatorianos, por sobre la decisión de los políticos. ¿Está de acuerdo?
La propuesta del abogado Jaime Nebot es correcta y necesaria. Consultar directamente al pueblo asegura que las élites de este país, generalmente alineadas con la izquierda radicial y que se identifican como “progres”, presentes en la justicia constitucional, en la política y en cierta academia y prensa no decidan por sobre los ciudadanos e impongan sus criterios. Que sean los ciudadanos los que impongan sobre ellos.
Tengo 30 años. La independencia, sostenibilidad y transformación del IESS es fundamental. Si no, mi generación será estafada por aportar toda su vida y no poder recibir jubilación alguna.
Es necesario consultarle al pueblo, además, si quiere que la properidad de los jóvenes siga siendo impedida por la prohibición constitucional a trabajar por horas. Tenemos a 5 millones de ecuatorianos sin empleo formal por eso, la mayoría jóvenes. Tenemos que eliminar esa absurda tontería.
Una Consulta serviría también para rearfirmar la defensa de la vida desde la concepción en la que cree el 97% de este país, pero que poco le importa a la élite progre abortista que la detesta.
¿Qué diferencia habría entre esa Consulta Popular y la que promovió el expresidente Correa el 2011?
Simple. Esa consulta sirvió al partido del gobierno y a los intereses de quienes estaban en el gobierno. Esta debe ser una consulta del pueblo, no para controlar la justicia designando a los amigos.
Además, esta consulta debería proteger de una vez por todas las tradiciones rurales que dan trabajo a miles y que mueven la economía y el turismo como las peleas de gallos, los festejos taurinos, los juegos de azar e incluso los casinos.
Con la consulta maniatada del correísmo el 2011, se prohibieron muchas de estas cosas. Solo sacando a los casinos se dejó sin trabajo a 30.000 familias. Nos quedamos por detrás de Colombia y Perú en hotelería y turismo.
Quisiera también que se le consulte al pueblo si está de acuerdo en un porte ordenado y controlado de armas para la defensa personal de su familia. En este país el delincuente está armado hasta los dientes y los buenos ciudadanos no tienen lo más mínimo para defenderse. Pero a nivel rural.