Por: Luis Fernando Torres
Con los precios de la luz, el gas y los combustibles por las nubes en el caluroso verano europeo, el gobierno socialista español quiere que sus ciudadanos suden hasta la deshidratación en los lugares de concentración, incluidos los bares y restaurantes. Ha ordenado que los dispositivos de aire acondicionado se enciendan a medias, de tal manera que la temperatura mínima sea de 27 grados. Con esa orden abusiva el gobierno espera que se consuma menos energía.
No importa si algunas personas se desmayan y otras dejan de trabajar. Tampoco que suden como deportistas. Lo que cuenta es que se le compre menos energía a Putin.
La presidente de la Comunidad de Madrid ha puesto el grito en el cielo. La conservadora Ayuso ha dicho que a Madrid llegarán menos turistas, porque un visitante no espera que la capital de España sea un sauna, dentro de lugares en los que existen sistemas potentes y sofisticados de enfriamiento.
Se ha llegado a conocer que Putin tiene una estrategia oculta para derribar a las actuales élites gobernantes europeas y, así, abrirles el camino a los populistas alineados con Rusia. Se trata de vender a los gobiernos de la Unión Europea energía y gas más caros de lo normal para obligarles no sólo a subir los precios de la luz, el gas y los combustibles sino a la adopción de medidas como la que ya ha tomado el gobierno español. En ambos casos, esto es, con precios elevados y sudor en los lugares de concentración, la gente se enoja. El gobierno de Draghi, en Italia, se desmoronó por los precios de la energía. En la fila están algunos más.
En Panamá y en Ecuador, los altos precios de los combustibles detonaron violentas protestas ciudadanas, sin que haya estado, de por medio, restricción alguna sobre enfriamiento de locales.
Se ha estimado que a 24 grados la gente puede vivir acalorada, en todo caso, sin sudoraciones asfixiantes. Con tres grados más nadie puede permanecer tranquilo, sabiendo que el gobierno ha decidido desactivar los sistemas de aire acondicionado.
@lftorrest