Con la pandemia se desataron otros problemas sociales, entre ellos el incremento del desempleo y la informalidad. Según analistas, eso también ha desencadenado una creciente ola de violencia en Ambato.
Asaltos, extorsiones y asesinatos a plena luz del día son prácticamente el pan de cada día en el centro de la ciudad, en donde a pesar de los operativos y regeneraciones infraestructurales, desarrolladas por las autoridades locales y provinciales, los hechos delictivos siguen ganando terreno.
Diario el Heraldo destaca que, para Bolívar Villalba, director de la Cámara de Industrias de Tungurahua, las extorsiones y los dominios de territorios de las bandas criminales, generan costos extras a dueños de locales porque deben pagar por guardianía privada. Asimismo, mencionó que, entre todos los entes gubernamentales, desde gobernación y municipalidad, deberían trabajar de manera conjunta para poner punto de orden y generar garantías de seguridad al comercio.
Varios moradores del casco central de Ambato mencionan que la ciudad ha pasado de ser comercial y productiva a ser un centro operativo de delincuencia, venta de drogas, violencia y asesinatos, hechos que tienen en zozobra a los ciudadanos.
El capitán Edison Medrado, jefe de la Policía Judicial, mencionó que en este año han receptado 70 denuncias de extorsión en Tungurahua. La mayoría han salido de las cárceles de diferentes zonas del país y se han direccionado a comerciantes o empresarios. En el país van 2.479 y la mayoría son de intimidaciones de bandas criminales que ofrecen “protección” a cambio de dinero.