Los presidentes Lenin Moreno y Guillermo Lasso, siempre han leído sus discursos. Para ello se han valido de teleprónter, dispositivo que sirve para leer textos a distancia sin que el publico lo note, pero esta estrategia no les ha funcionado y los ha dejado en ridículo.
A Moreno le ocurrió que una vez estando en trasmisión en vivo de una cadena nacional, entre dieten hizo saber a sus asesores que no había texto para su discurso, de allí salió la famosa y penosa frase de “no hay texto”.
Al presidente Guillermo Lasso le ocurrió lago más grave, pues se encontraba en la sesión solemne en conmemoración de la Independencia de Guayaquil, frente a miles de espectadores. Inicio su discurso lentamente, lo que ocasionó que la audiencia se preguntara que le sucede al Primer Mandatario, después se supo que el texto que debía leer se encontraba al revés en el teleprónter, por lo que hizo una pausa y dijo “el pronter está al revés”, luego de un momento corrigieron tan bochornoso error y el Primer Mandatario hablo con mayor fluidez.
El problema de estos don presidentes no es solamente que dependen del texto en el telepronter, sino que muchas veces lo datos que ofrecen son equivocados. Pues durante su intervención Lasso anuncio que la policía Verónica Songor, herida tras el atentado a la UPC de Nueva Prosperina, ha fallecido y resulta que no había muerto, pues este dato fue desmentido por el Ministerio del Interior.
Este asunto constituye un grave error por parte del equipo que maneja los discursos presidenciales. El portal La Historia informó que existe un equipo completo de 7 personas, 1 subsecretario y 6 especialistas para la elaboración de los discursos de Lasso.
Otros presidentes no dependían de la lectura de textos y de ayudas. Rodrigo Borja era un orador consumado que podía hablar por horas, al igual que Jamil Mahuad, sin lee texto alguno. Otro que podía improvisar sin texto era León Febres Cordero, y de alguna manera también Sixto Durán Ballén.
No se diga de los presidentes Roldós y Hurtado, quienes tenían una amplia trayectoria como oradores y se destacaban ante los ciudadanos por su gran desenvolvimiento. Ese tipo de presidentes ya no existen, el último fue Rafael Correa, quien tenia una gran capacidad discursiva y no dependía de textos para llegar con su mensaje a los ecuatorianos.