Por: Luis Fernando Torres Torres
En la Cámara de Representantes de los Estados Unidos se han realizado diez votaciones, en los últimos días, sin que el diputado republicano más popular y líder de la bancada haya alcanzado los 218 votos necesarios para convertirse en presidente de la Cámara. Cerca de 19 compañeros de su mismo partido le han negado el voto. Kevin McCarthy ha sido objeto del mayor desaire legislativo, en medio del festejo de los rivales demócratas. A ningún otro líder de bancada le había ocurrido algo parecido desde el siglo anterior.
Los republicanos, con 220 diputados, son la mayoría en la Cámara Baja, integrada por 434 diputados. Les sobran votos para elegir a McCarthy como monarca parlamentario. Sin embargo, un diez por ciento de diputados de ese partido se ha rebelado. El interés propio de cada uno ha prevalecido, hasta ahora, sobre el de la mayoría. Entre los díscolos se encuentran diputados a quienes el propio McCarthy les ayudó a financiar sus campañas electorales con la recaudación de aportes millonarios. Nunca debió haber pensado que “el diablo no paga bien a sus devotos”, pues, se olvidó que es de la esencia del demonio ser traicionero y mal agradecido.
En la Cámara del Senado, en cambio, la mayoría demócrata ha elegido a su presidente sin problemas ni traiciones. Más disciplinados y, sobre todo, conscientes de sus desafíos políticos, los senadores demócratas han hecho lo necesario para apuntalar la gestión de Biden, siguiendo, sin distracciones, la señal de su peligrosa y, a veces, perversa agenda.
El bloqueo en la Cámara de Representantes no es utilizado para atacar al Congreso de los Estados Unidos. La gente sabe que allí, tanto los diputados como los senadores tienen mandatos claros, unas veces, como los republicanos, para impedir que el gobierno suba impuestos, y, otras, como los demócratas, para afectar los patrimonios de determinados ciudadanos y empresas.
La Asamblea ecuatoriana funciona de manera muy parecida a los congresos del mundo, entre ellos, el de Estados Unidos. Un grupo de legisladores se opuso a los impuestos excesivos del gobierno y, hace unos días, derogó la reforma tributaria, de la misma manera que lo haría cualquier diputado republicano. Sin embargo, algunos de los mismos beneficiarios de estas medidas, completamente desinformados, repiten las consignas absurdas, con las que se lava el cerebro de las manadas, para que se cierre la Asamblea y disminuyan los legisladores provinciales, esto es, de los únicos que pueden defenderlos de los abusos gubernamentales.