El expresidente Rafael Correa arremetió en contra de Jaime Nebot y de los socialcristianos en un tuit acusándolos de no estar totalmente comprometidos con la destitución del presidente Lasso por la vía del juicio político.
El PSC, por intermedio de el jefe de bloque, Esteban Torres Cobo, contestó lo dicho por el ex presidente indicando que los socialcristianos no controlan a los jueces de la Corte Constitucional y que respetan la institucionalidad, por lo que cualquier proceso de fiscalización al presidente deberá instrumentarse por la vía legal.
Para aquellos del Gobierno que vendían la existencia de un pacto entre Correa y Nebot ha quedado claro que no existe ningún acuerdo, salvo la coincidencia en fiscalizar las irregularidades denunciadas por el tema de la investigación «Gran Padrino» a través de un proceso institucional, previsto en la Constitución como es el juicio político.
Sobre esta división y deferencias entre el correísmo y el socialcristianismo hubo varios análisis y comentarios de analistas respetables del país.
El Asambleísta Esteban Torres Cobo dijo que respetarán el pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre el juicio político. Si la Corte inadmite, no habrá juicio y no habrá destitución. Si la Corte admite, el proceso deberá realizarse de acuerdo con la Constitución y respetando el debido proceso, con la advertencia que, en este caso, no procede la muerte cruzada, es decir, el presidente no puede disolver la Asamblea Nacional, por cuanto, al existir el dictamen la Corte Constitucional, el proceso de fiscalización esta en marcha y cualquier intento de disolución bloquearía el juicio, cuando la Constitución no le permite al presidente disolver la Asamblea para impedir un proceso de fiscalización política.
Correa, por su parte, dijo ser partidario de ir inmediatamente a una disolución de la Asamblea y a elecciones. Según varios analistas, la posición del expresidente obedece a que él sabe que con la disolución inmediata de la Asamblea Nacional en tres meses el correísmo tomará no solo el control del legislativo sino el control de la presidencia y Lasso estará ya en su casa, dado que no tiene opción alguna de ser reelegido.
Para estos analistas, al expresidente Correa no le interesa tanto el juicio político cuanto la disolución inmediata de la Asamblea para ir a elecciones y tomar el control tanto del legislativo como del ejecutivo en unos 3 meses. Más bien consideran que la posición del socialcristianismo es más institucional, por cuanto el juicio político es un mecanismo que le permite al presidente defenderse y, eventualmente, salir inclusive airoso de no haber dictamen favorable de la Corte o, en su de efecto 92 votos en la Asamblea Nacional.
La disolución de la Asamblea, en cambio, es un proceso con el cual inmediatamente el presidente de la República pierde gobernabilidad y en tres meses esta fuera del cargo y entrega, en elecciones, el poder legislativo y el poder ejecutivo a las fuerzas que están detrás del expresidente Correa que, por cierto, es el líder nacional con la mejor imagen en comparación a otros dirigentes nacionales.