Por: Álvaro E. Sánchez Solís
El domingo 23 de abril se celebró el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor. Esta fecha coincide con las muertes de Miguel de Cervantes, Inca Garcilaso de la Vega y Shakespeare. La UNESCO instituyó esta fecha para profundizar en la importancia de los libros y en la protección que los autores de obras artísticas e intelectuales tienen a través de los derechos de autor.
En tiempos de una acelerada difusión de información, es fundamental rescatar los libros que contienen información relevante y útil en nuestro día a día. Yo, en particular, tengo mayor inclinación por las biografías y novelas de contenido histórico, porque así es como conocemos la vida de personajes que han marcado nuestra historia y aprendemos de los acontecimientos pasados para replicar lo positivo y repudiar lo negativo.
Asimismo, es primordial rescatar la existencia y aplicación de los derechos de autor. Estos constituyen un área de la propiedad intelectual que se refiere al derecho que tiene una persona sobre la creación de su intelecto. De acuerdo con el artículo 102 del Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación (COESCI), la protección de los derechos de autor se otorga sin consideración del género, mérito, finalidad, destino o modo de expresión de la obra.
Las creaciones intelectuales se encuentran protegidas, incluso, por nuestra Constitución en el artículo 22. Para que una obra sea protegida, no es necesario que esté registrada en el SENADI, ya que se rige por el principio de protección automática, aplicable en este contexto. En Ecuador, los derechos patrimoniales – derecho exclusivo a la reproducción, venta, alquiler, entre otros – de los derechos de autor se protegen durante toda la vida del creador y hasta setenta años después de su muerte, de acuerdo con el artículo 201 del COESCI.
En definitiva, es necesario que se valoren tanto los libros como a sus creadores. Hoy en día, debido a la cantidad de información que circula en internet, resulta fácil confundirse en una marea de información inútil o en reproducciones no autorizadas de obras literarias artísticas.
@alvarossolis