Por: Martin Sevilla Holguín
12 Hombres en Pugna (12 Angry Men) es una película estrenada del año 1957, dirigida por Sidney Lumet, que estaba originalmente planeada para estrenarse en televisión debido a su corto presupuesto y escenarios limitados. Sigue a un grupo de doce jurados, que deben reunirse al final de un juicio y decidir sobre la culpabilidad de un joven que presuntamente asesinó a su padre. A pesar de que toda la evidencia apunta a que el joven realmente cometió el crimen, la duda y persistencia de uno de los jurados impide que se tome una decisión unánime, elevando así la tensión en el grupo. Atrapados en un cuarto sofocante, forzados a reevaluar la evidencia, los jurados empiezan a darse cuenta de que tal vez las pruebas no son tan sólidas, que la verdad puede estar sujeta a prejuicios y que condenar al joven podría ser una de las decisiones más cruciales de sus vidas.
Esta película es fascinante porque aún careciendo de acción, tiene un ritmo cautivante que se sostiene completamente por su guion y actuaciones. Todo se desarrolla en el mismo cuarto, con los mismos doce personajes en un periodo ininterrumpido, lo cual nos sitúa como audiencia al mismo nivel que cualquiera de los jurados. Otro elemento importante es que, al igual que los jurados, no vemos el crimen ser cometido, por lo que el caso entero se sostiene sobre lo poco que sabemos de la vida personal del acusado y un par de testimonios de testigos. Tal ambigüedad ayuda a sembrarnos como espectadores la misma duda y a cuestionarnos las decisiones o posturas que tomaríamos en una situación así.
A día de hoy, 65 años después de su estreno, la película sigue apareciendo en los primeros lugares en las listas de las mejores películas de todos los tiempos. Este clásico del cine ejemplifica perfectamente el poder de un buen guion que engancha a la audiencia y la hace partícipe de un dilema tan complicado. La forma en que estos jurados sin nombre entran en conflicto y debaten sobre sus criterios sobre el caso saca a la luz una discusión más profunda sobre la verdad, la irracionalidad y el delicado proceso de justicia del que podría depender la vida de una persona posiblemente inocente.