Por: Martín Sevilla Holguín
El cubo de Rubik es sin duda uno de los objetos más reconocibles de la cultura popular, aún cuando la mayor parte de las personas no haya logrado resolverlo, ha permanecido por años como uno de los juguetes más vendidos en todo el mundo. Su creador fue Erno Rubik, un profesor de diseño y arquitectura húngaro, que creó el rompecabezas para sus alumnos, con la intención de enseñarles una herramienta que ilustre las formas y espacios de forma tangible. El pequeño juguete, que cuenta con 27 piezas plásticas y seis colores en cada uno de sus lados, resulto ser en realidad un complejo desafío que intrigó a todo tipo de personas, de lo más casuales hasta matemáticos y científicos que reconocieron su genialidad en las más de 43 quintillones de posibles permutaciones.
Con el tiempo, el interés y popularidad del cubo fueron creciendo, lo que resultó en la creación de algoritmos y fórmulas con los que cualquier persona podría aprender a resolverlo. Poco a poco, organizaciones como la WCA (World Cubing Assosiation) empezaron a organizar competencias en las que los mejores “speedcubers” intentaban resolver el cubo de la forma más rápida posible. En el 2023, se rompió el record mundial cuando un joven terminó el cubo en 3.17 segundos. Además del cubo original, muchas variaciones y categorías nuevas han derivado a lo largo de los años, creciendo el interés y la complejidad de los desafíos.
A medida que nuevos récords de velocidad se iban batiendo, la pregunta siempre ha permanecido sobre cuál podría ser realmente el tiempo más bajo que sea humanamente posible de alcanzar. En el 2010, un equipo de matemáticos de Google concluyó una investigación que buscaba responder una de las grandes cuestiones que siempre se tuvo sobre el cubo Rubik, el famoso “algoritmo de dios”. Este último es el menor número de movimientos posibles en los que teóricamente se podría resolver el cubo, que resulto ser tan solo veinte. Hoy, casi cinco décadas después de su creación, el interés y entusiasmo de la gran comunidad de personas interesadas en el icónico rompecabezas permanece fuerte y no parece detenerse.
Fuente: El Heraldo