Altura democrática

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Por: Álvaro E. Sánchez Solís

El pasado viernes, 17 de noviembre, se instaló la nueva Asamblea Nacional, que legislará y fiscalizará en este periodo atípico de año y medio. Reconozco que las bancadas actuaron con una profunda altura democrática para alcanzar acuerdos que beneficiarán a la gobernabilidad del presidente electo Daniel Noboa Azín.

Uno de los primeros asuntos que se zanjó fue si el asambleísta nacional electo, Patricio Carrillo, se posesionaba o no. El respeto a la ley fue absoluto: Carrillo, censurado por la Asamblea Nacional hace poco menos de dos años, no podía ejercer ninguna función ni cargo alguno dentro del sector público. La Constitución de la República del Ecuador cataloga a la Asamblea Nacional como parte del sector público; por lo tanto, él no podía posesionarse, como en efecto sucedió.

Después, se procedió a la designación de autoridades, y, sinceramente, me sorprendió que Construye también votó para que Henry Kronfle alcance la Presidencia de la Asamblea Nacional, tal como habían acordado, previamente, las bancadas del PSC, ADN y RC. Después, se designaron las vicepresidencias y el CAL. El domingo 19, en cambio, se conformaron las comisiones, donde hubo sorpresa y críticas por la designación de Pamela Aguirre como Presidente de la Comisión de Fiscalización.

Pese a que estas conformaciones y designaciones han dejado muchos criterios divididos al respecto, es de admirar que la Asamblea Nacional haya actuado con absoluta altura democrática, mostrándole al país que, si las bancadas pueden unirse para actuar en pro del país, los ciudadanos también podríamos y deberíamos hacer lo mismo.

Lo dañino fue lo que ha sucedido durante este año y medio: un presidente que irrespetó acuerdos, dinamitó sus relaciones con todos los sectores políticos y, al final, se quedó acompañado de su propia ineptitud, porque incluso sus acólitos lo abandonaron. La actitud antidemocrática y nociva a la que nos acostumbró el presidente Lasso nos hace ver como extraordinario lo que sucedió ayer en la Asamblea Nacional, cuando debería ser lo normal en una democracia fuerte.

En definitiva, estamos a la expectativa de que tanto la Asamblea Nacional como el presidente Noboa realicen una gestión impecable, solucionando los dos grandes problemas que tiene el Ecuador: la delincuencia y la falta de empleo. Tengo la firme esperanza de que así será.

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