Por: Álvaro E. Sánchez Solís
Independientemente del criterio que tenga sobre la Fiscal General del Estado y las investigaciones que está llevando a cabo, hoy quiero referirme a la publicación de los chats en casos como Metástasis, Purga y las transcripciones de las llamadas del caso Encuentro.
Anteriormente, los actos de corrupción se investigaban y detectaban a partir de correspondencias privadas, documentos públicos elaborados minuciosamente que contenían cláusulas tramposas o párrafos con segunda intención, testigos que veían a X político o a Y juez llevándose una maleta llena de dinero, al puro estilo de las películas con tramas investigativas periodísticas y políticas. Ahora, es tan sencillo como retener un celular y revisar sus chats. No sucede sólo en el Ecuador. En Perú se aprobó, hace pocos días, la extracción de información del celular del fallecido ex Presidente Alan García Pérez, con la finalidad de buscar indicios que lo hayan vinculado con otras personas del régimen en casos de corrupción.
En Ecuador, la Fiscal General del Estado ha ido más lejos y ha publicado estos chats y transcripciones para que sean sometidos al escarnio público. Este acto tiene varias aristas, tanto positivas como negativas. En lo positivo, se han desnudado completamente a los corruptos y mafiosos que han controlado la política y la justicia, para que la gente pueda ver cómo opera el subsuelo del burocrático andamiaje estatal y las fantasías de narcos y ratas que se cumplen con la aprobación de quienes deberían estar llamados a cuidarnos y amparar nuestros derechos. En lo negativo, los chats han llegado a manos de personas que, sin experiencia jurídica o conocimiento de temas de Estado, han conjeturado historias ridículas que involucran a personas que nada tienen que ver con estos casos, ya sea por mala fe, ignorancia o politiquería. Eso sí, aplaudo que la Fiscal haya sido muy cuidadosa en no publicar temas estrictamente íntimos o personales que no tienen vinculación con la corrupción o el narcotráfico.
En definitiva, creo que la Fiscal ha dejado un precedente que, para algunos, puede ser positivo y, para otros, negativo. Cada quien juzgará como corresponde.
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