Por: Álvaro E. Sánchez Solís
Hace algunos años, Latinoamérica vivió el “boom socialista”, cuando gobiernos de corte izquierdista y populista se tomaron, democráticamente, varios países, entre ellos: Ecuador, Chile, Brasil, Argentina y Venezuela. En esas épocas, se formó un bloque comandado por Lula da Silva en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela y Fidel Castro en Cuba. Después del fracaso de la gran parte de estos regímenes, América Latina decidió volcarse nuevamente a la centroderecha y, en casos como Argentina, a una derecha más polarizante.
No obstante, con la reciente elección de Claudia Sheinbaum como Presidente de México, un país que en los últimos años ha sido dominado por el socialismo, algunas personas avizoran el retorno de otra corriente izquierdista en la región.
Quiero ser optimista y decir que el triunfo de Sheinbaum no representa el retorno alguno de la corriente socialista, pese al regreso de Lula en Brasil y la elección de Petro -ahora profundamente impopular- en Colombia. Lo que sí creo que sucederá es que México continuará fortaleciéndose como uno de los epicentros socialistas de la región. Desde ahí, se planificarán con mayor fuerza las campañas de la izquierda para retornar al poder. Haciéndole frente a estos movimientos socialistas estarán los gobiernos más centrados y pragmáticos, como el de Daniel Noboa, y una derecha más extrema, representada por Milei y Bukele. Sin embargo, más allá de evitar el regreso de regímenes autoritarios y empobrecedores que dominaron la región durante varios años, en América Latina seguimos viendo el mismo fenómeno del péndulo, que unos años está a la izquierda y después de un tiempo a la derecha, para luego retornar a su estado inicial. La política en América Latina requiere aún mucha madurez, y todos estamos llamados a participar de forma activa para que cada día la política sea más pragmática