La mayoría legislativa integrada por el correísmo, el socialcristianismo y Construye aprobó una resolución con la cual condenan al presidente Daniel Noboa por unas declaraciones publicadas en la revista estadounidense The New Yorker, en las que el presidente Noboa da una opinión sobre los presidentes Bukele, Milei y Petro, y, además, deja en claro que es un presidente firme y decidido para combatir el narcotráfico y la delincuencia.
En esa revista, el presidente Noboa, de manera figurada, dice que debería construirse una cárcel en el territorio ecuatoriano en la Antártida, donde deberían estar los criminales más peligrosos del país. También señala el esfuerzo que ha hecho con los militares y la policía para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en las principales ciudades ecuatorianas.
Y algo que revela el Presidente es el atentado que había estado desarrollándose en su contra por sicarios colombianos que fueron capturados y acribillados en un intercambio de balas en la frontera norte. Según inteligencia ecuatoriana, eran sicarios que tenían previsto ingresar a Ecuador para matar al presidente Noboa. En la misma revista The New Yorker, el periodista dice que confirmó esa información con un diplomático extranjero a quien le consultó si era cierto lo que mencionaba el presidente Noboa. Este diplomático, muy vinculado a la inteligencia internacional, confirmó que efectivamente estaban llegando sicarios para matar al presidente Daniel Noboa.
Resulta una bajeza internacional lo que ha hecho esa mayoría en la Asamblea Nacional, que ha condenado al presidente Noboa y defendido a los presidentes Bukele, Milei y Petro, quienes, por cierto, nada han dicho del asunto, por lo que esa mayoría legislativa ha caído en el ridículo al defender a presidentes que no se han quejado de nada.
Es la primera vez, desde 1979, que una mayoría legislativa comete una bajeza internacional de ese calado. Nunca un Presidente de la República había sido objeto de algo similar.
Los comentarios en contra del pronunciamiento de esa mayoría en la Asamblea no se dejaron esperar. Analistas, ciudadanos, miembros del Gobierno y gente que hace opinión pública criticaron abiertamente lo hecho por esa mayoría legislativa.