El pasado 16 de julio, un hombre de aproximadamente 55 a 58 años se presentó en su local, ubicado en la avenida Los Átis y Cuero Caicedo, solicitando un pedido de comida, para una supuesta reunión de exalumnos. Con una labia convincente, el estafador logró que María M., propietaria del negocio, aceptará un cheque de 300 dólares por una compra de 225 dólares, entregándole el vuelto en efectivo.
Sin embargo, al intentar cobrar el cheque, María M. se percató de que este era falso. La víctima describió al estafador como un hombre de mediana edad, hábil para convencer a sus víctimas. El estafador suele utilizar esta modalidad para engañar a pequeños comerciantes, aprovechando su buena fe y la emoción de realizar una venta. El modus operandi consiste en: realizar pedidos de productos o alimentos por un valor considerable, para así obtener un vuelto en efectivo; el pago se realiza con un cheque de mayor valor que el monto de la compra, solicitando el vuelto en efectivo; y el estafado suelen inventar historias creíbles para ganarse la confianza de sus víctimas
