La religión y la presidencia

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Por: Luis Fernando Torres

Dos biblias sostenía la bella Melania, mientras su esposo juraba, con la mano derecha alzada, ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia, que defendería la Constitución, con la ayuda de Dios. Que no haya posado la mano izquierda sobre las dos biblias ha sido motivo de comentarios sobre la dimensión de la religiosidad presidencial. En la anterior ocasión en que asumió el cargo, Trump sí colocó su mano izquierda sobre esas biblias. ¿Por qué no lo hizo ahora? No estaba, en todo caso, obligado a hacerlo.

Más allá de ese curioso detalle, la ceremonia de posesión en el Capitolio estuvo impregnada de ritos y prédicas religiosas. Seis sacerdotes, pastores y predicadores intervinieron con discursos y oraciones, alineando el proceso bajo la guía de Dios y los fundamentos cristianos y judíos. Esos seis oradores pertenecían a la Iglesia Católica, a la Iglesia Evangélica, a diferentes iglesias cristiana e, inclusive, a la religión judía. Estuvieron excluidos los musulmanes. Durante las intervenciones de los seis oradores no hubo una sola protesta de los asistentes. Por el contrario, parecía que todos compartían la fuerza religiosa de los mensajes.

Antes de la posesión, el presidente electo y varios de sus invitados asistieron a una celebración religiosa en una iglesia cercana al capitolio, como es usual que lo haga todo presidente electo antes de asumir el cargo. Un día después de la posesión, volvió a otra iglesia cristiana para agradecer a Dios, aunque le disgustó el sermón de una obispa que le habló de la piedad con los migrantes.

La estadounidense es la única democracia occidental en la que la religión está presente, con normalidad, en un acto de Estado de la trascendencia de la posesión del presidente de Estados Unidos. La Constitución de este país no invoca a Dios en el preámbulo, aunque, en el art. VII de la ratificación,  habla “del año de nuestro Señor”.  Tampoco aparece en el juramento, descrito en la misma Constitución, que debe repetir el presidente que asume funciones. Sin embargo, Trump, en coro con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, dijo, al final, “con la ayuda de Dios”, al tiempo que levantaba la mano derecha y exhibía, de las manos de su esposa, dos biblias, una de las cuales le había regalado su madre en 1953.

En Ecuador, al igual que en la mayoría de países latinoamericanos y europeos, ningún jefe de Estado o de Gobierno jura el cargo, acompañado de biblias y menciones a Dios. Está proscrito que  un sacerdote católico o un predicador cristiano haga una oración. Un laicismo mal entendido ha borrado de esas ceremonias cualquier signo religioso.   

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