400 contagiados ya recuperados en su mayoría
Alrededor de 400 reos de la cárcel de Ambato, de entre 600 reclusos en total, dieron positivo por Covid-19. Esta alarmante información fue difundida el pasado 20 de mayo. Edmundo Moncayo, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI), indicó que dos reos murieron por coronavirus. Los demás, ya se habrían recuperado dado que las pruebas se aplicaron en abril.
Dijo que se prevé tomar nuevas muestras a los infectados de la cárcel de Ambato, para confirmar si siguen portando el virus o ya no. Moncayo señaló además que existen alrededor de 500 privados de libertad contagiados en otras prisiones del Ecuador, que albergan a alrededor de 38 000 personas.
Moncayo manifestó que tres contagiados se encuentran hospitalizados, pero que su cuadro es estable. “Esperamos que todos los esfuerzos sanitarios, de seguridad, los protocolos que se encuentran escritos para un cumplimiento obligatorio sigan fortaleciéndose y podamos seguir manteniendo los contagios en este número”. También se han detectado tres guías penitenciarios contagiados. Moncayo destacó que en medio de la emergencia sanitaria, declarada a mediados de marzo, la sobrepoblación carcelaria se redujo, pasando de 42% a 30%.
Gran preocupación
Es alarmante el dato de contagio masivo en la cárcel de esta ciudad. Resulta inverosímil observar también que por un lado los reportes de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos indiquen un total de 395 contagiados en la provincia, mientras que solamente en la cárcel habrían 400. La descoordinación entre instituciones es evidente, así como la falta de gestión preventiva por existir este contagio masivo.
Es momento que todas las instituciones involucradas: Ministerio de Salud Pública (MSP), Municipalidad de Ambato, SNAI y demás actores, tomen cartas en el asunto para levantar y vigilar un cerco epidemiológico que involucre a las familias y visitantes de los reos en la cárcel. Es fundamental determinar responsabilidades en este tema, ya que una cifra tan alta de contagios no puede pasar desapercibida en un ya débil sistema penitenciario, que se encuentra en una precaria situación, que pone en riesgo la integridad de los reos, los guías penitenciarios, personal que trabaja en las cárceles y a sus familiares y otras personas relacionadas.