Por: Luis Fernando Torres
No existe futuro para los vehículos de combustión, por lo que los vehículos híbridos y las tecnologías de los combustibles limpios simplemente son los últimos intentos para prolongar el tiempo de una industria automotriz en trance de muerte, sostienen los defensores de los vehículos eléctricos, para quienes la fabricación de vehículos de combustión debería terminar máximo en el año 2035. Algunos fabricantes audaces se han comprometido, inclusive, a dejar de producir tales vehículos, en el año 2030, para mercados con compradores que tengan los recursos para adquirir vehículos eléctricos.
Los fanáticos de los vehículos eléctricos no consideran que, en la nueva era de los carros con baterías, por los costos de fabricación, el mantenimiento y la infraestructura para la operación de las unidades, se profundizará la división mundial entre países ricos y países pobres. El jefe del conglomerado Stellantis, conformado por la francesa PSA y Fiat Chrysler, ha expresado que la electrificación conlleva 50% de costos adicionales, difíciles de trasladar a los consumidores, especialmente, a las clases medias. En ese contexto, los ricos serían los que mayor provecho obtendrían de la transición de la era de la combustión a la era de los vehículos eléctricos, en la que Tesla ha tomado el liderazgo.
El mercado de los vehículos eléctricos fuera de Europa y otras zonas desarrolladas está en el 1%. La era de la combustión está lejos de terminar, por lo que, en aquellos lugares, como el Ecuador, en los que, por razones de capacidad adquisitiva, los vehículos de combustión continuarán como el principal segmento de consumo.
La presión para que pronto llegue a su final la era de la combustión proviene de las burocracias internacionales, con políticas públicas orientadas a modificar las pautas de fabricación y consumo. Los tratados sobre el cambio climático son los paraguas debajo de los cuales se cobijan esas burocracias. Estratégicamente, Estados Unidos y China se han mantenido al margen del Convenio COP26, del que sí son parte los países europeos, por lo que, en esos dos países, con mercados más grandes que los de los signatarios de ese Convenio, podrán fabricarse y comercializarse vehículos de combustión más allá del año 2035.
Los líderes europeos de la industria automotriz temen que el final de la era de la combustión provoque serios conflictos sociales en Europa, parecidos a los que protagonizaron, en Francia, los “gilets jaunes”, que, con sus chalecos amarillos, protestaron violentamente en contra del alza del impuesto sobre el carbono, por afectar directamente a las clases medias y populares.