Tomado de: Diario «El Heraldo»
Triste por la muerte del rey Pelé, sabiendo que mis herederos serán crucificados con los nuevos impuestos del banquero-presidente, que mis panas carnales Lenín y Rafael no pueden ayudarme porque están por los techos en Uruguay y Bélgica, que ya no podré ir al Bellavista a ver a Macará y Técnico jugar en la serie estelar, que no tuve platita para comprar una televisión plana para el Mundial y me vi obligado a escuchar, minuto a minuto, a los educados, melodiosos y educadísimos periodistas deportivos ambateños que viajaron a Qatar, dicto mi última voluntad, en presencia de dos testigos respetables, el combativo gobernador del gobierno del desencuentro que tanto ha luchado en contra de la delincuencia y el padre Panchito, carcelero de confesiones en mi barrio de Huachi Loreto.
A Manuelito Caizabanda le dejo otra inteligente Saida para que le recuerde que Chiquihurco lleva cuatro años de espera y, si quiere reelegirse, debe repavimentar las anchas avenidas que construyó su antecesor por las escarpadas quebradas provinciales, por las que sólo puede transitar en una dirección una camioneta como la de mi pariente de poncho rojo.
A Javiercito le dejo varios cupos en el Orfanato donde se encuentran mis bisnietos abandonados para que tengan un puesto asegurado, con alimento, abrigo y comida, aunque sin sueldo municipal, sus queridos asesores que le hicieron aprobar el Pugs y le escondieron los monumentales proyectos subterráneos que le dejó Luchito el abstemio.
A Estebitan, el cerebrito de la Asamblea, le dejo la sabiduría y valentía de sus compañeros provinciales, Christian, Belén y Ramiro, para que pronto apruebe la ley y podamos portar armas los que caminamos por cerca de la parada de bus del parque 12 de noviembre admirando los árboles, los monumentos y a las esculturales damas del placer oculto
A la Empresa Eléctrica Ambato le dejo la bandera rojo, verde y rojo, para que el nuevo gerente la mire desde su despacho y nunca se olvide que es una empresa de Ambato, potente como la electricidad y honesta como la luz.
A los directivos de Técnico y Macará les dejo el ánimo de mi juventud para que levanten a los equipos luego del mal rato que les hicieron pasar los nóveles cuadros a los que no pudieron derrotar, pero sobre todo les dejo los grandes pulmones del Ponchito Rojo a los del Macará, para que respiren hondo durante el tiempo suplementario en las ligas inferiores.
Con tanto candidato a la prefectura, a la alcaldía, a las concejalías y a las juntas parroquiales, dejo en mi cofre de buenos deseos mi pronóstico y mi polla electoral, anticipándoles que veo en la bola mágica de mi cocina que Manuelito y Saida van a jugar la final, mientras para el Municipio el panorama está opaco, con Luchito y su botella de aguardiente dándose vueltas en un movido merengue.
