Por: Álvaro E. Sánchez Solís
En los últimos años, se ha popularizado la idea de que la inteligencia artificial puede llegar a reemplazar al ser humano en sus respectivas actividades profesionales. En el caso de los diseñadores gráficos, por ejemplo, se ha popularizado el software Craiyon, que, a través de un pedido que se le hace a la máquina, ésta toma elementos de la web para crear diseños acordes a lo solicitado.
La inteligencia artificial, empero, también está entrando en el mundo jurídico. Uno de los softwares que más se ha destacado en los últimos días ha sido ChatGPT, un sistema de diálogo con la máquina que nos permite obtener información sobre cualquier tema o crear ciertos textos, como ensayos, artículos o análisis. En el mundo jurídico se especula que ChatGPT podría tomarse, poco a poco, las plazas de trabajo de jueces y abogados.
De hecho, el 30 de enero del 2023, un juez del Juzgado 1ro Laboral de Cartagena, Colombia, empleó ChatGPT para motivar su sentencia. Esto causó un gran revuelo, ya que se abrió una discusión sobre si es correcto dejar los problemas de las personas en manos de una tecnología que se encuentra aún en desarrollo. Incluso, algunas personas expusieron los errores que tiene ChatGPT en ciertas ocasiones: inventarse jurisprudencia o hechos inexistentes, hacer analogías discordantes, realizar análisis sin base, inventarse leyes, entre otros.
En todo caso, mi criterio al respecto es que, si bien la tecnología está avanzando a pasos agigantados, la capacidad de argumentar con lógica o de persuadir con herramientas puramente retóricas y, en ciertos casos, emocionales, son propias del ser humano, cuyo cerebro ha sido dotado con la capacidad de sentir. Puede ser que, en algún momento, las máquinas puedan tener un software que les permita emular ciertas emociones o poseer un sentido de la lógica, pero creo que es incomparable al potencial humano.
Inclusive, le pregunté a ChatGPT al respecto y me dijo esto: “Es poco probable que las IA reemplacen completamente a los abogados en el futuro cercano. Las IA pueden ser muy útiles en tareas repetitivas y en la recopilación y análisis de datos, pero aún no tienen la capacidad de comprender completamente la complejidad de la ley y de la toma de decisiones legales. Además, las IA requieren supervisión y programación por parte de seres humanos, por lo que no pueden operar de manera autónoma (…) Es poco probable que las IA reemplacen completamente a los abogados, pero es probable que cambien la manera en que trabajan y les permitan ser más eficientes en sus tareas”. A confesión de parte, relevo de pruebas.
@alvarossolis