Por: Esteban Torres Cobo
La partida de Santiago Gangotena se sentirá en la comunidad educativa. Fue uno de los fundadores de la Universidad San Francisco de Quito y un visionario de la educación universitaria. Empezó su sueño desafiando el reconocimiento estatal de los títulos que otorgaba su naciente institución y terminó su vida liderando una de las universidades más prestigiosas del país.
Lo conocí, al principio, como todos los estudiantes. En esa primera charla para los que llegaban a la universidad y empezaba el famoso “tuteo”, los chistes políticamente incorrectos y el quiteñismo de sus expresiones. Era un personaje fuera de lo común y la apertura al espacio colorido e interesante que había creado. Luego, y como presidente del Gobierno Estudiantil, pude conocerlo en otra faceta. Mucho más seria y ejecutiva. Me apoyó en toda idea que llevé a su despacho y, si bien no le gustaba especialmente la política universitaria, logró conmigo tener mucha sintonía. Cuidaba todos los detalles, hasta el tipo de letra que se usaba en los documentos oficiales y en las invitaciones. Ideó una universidad donde un estudiante de Jurisprudencia tenía, obligatoriamente, que pasar por la clases de arte, de autoconocimiento, de etiqueta en la mesa y aprender del Cosmo y del budismo. Eso fue y es la USFQ. Y para quien quiere aprender es un llamado a buscar más.
Como todo genio, no era digerible para todos. Dentro de la propia comunidad no caía bien a algunos, pero era él. Auténtico. Políticamente incorrecto.
Directo. Y eso es bueno en los claustros universitarios porque rompe esquemas a los estamos acostumbrados. El que un decano pueda ser amigo o que el propio rector almuerce a veces en la cafetería de los estudiantes. Recuerdo mis años en la USFQ como imprescindibles en lo que soy ahora. Y es ese espíritu libre el que imprimió Santiago en su creación. Que descanse en paz.
Fuente: El Heraldo
