Por: Martín Sevilla Holguín
Durante el siglo XX, la corriente del pensamiento existencialista tuvo un apogeo entre intelectuales, escritores y filósofos de todo el mundo. Muchos intentaron abordar el sentido de nuestra existencia desde diferentes perspectivas, como Nietzsche con el nihilismo o Kierkegaard con el cristianismo. Sin embargo, hubo un pensador cuya filosofía se distingue del resto, el escritor francés Albert Camus, quien propone que tal vez nuestra existencia no tiene sentido y que intentar encontrarlo es absurdo. Pero para Camus, la conclusión de que vivimos en un mundo absurdo y lleno de contradicciones es solo el inicio. Cuando por fin comprendemos esto sobre nuestra existencia, es cuando tenemos que decidir cómo vamos a vivir.
A diferencia de las desoladoras conclusiones a las que llegan algunos nihilistas, Camus está completamente en contra del suicidio, pues lo ve como un escape y una derrota. En su lugar, propone que elegir vivir es un acto de rebeldía, un desafío ante un universo en el que lo único certero es nuestra muerte. Además, agrega que la introspección y la virtud son propios de un hombre absurdo, pues vive su vida aprovechándola al máximo, aun cuando no exista un orden superior o divino que lo exija. Concluye también que el arte es una de las máximas formas de rebelión, pues tanto el creador como el que lo consume, viven infinitas vidas y experiencias dentro de cada obra o expresión.
Finalmente, consolida al absurdísimo usando una analogía del mito griego de Sísifo y las inescapables repeticiones de nuestra vida cotidiana. Sísifo es un trágico personaje que es condenado por los dioses a empujar eternamente una roca hasta lo más alto de una montaña, solo para que vuelva a caer. Camus nos pide que imaginemos a Sísifo feliz, aún a pesar de su cruel y absurda existencia. Empujar esa roca una y otra vez, consciente de que volverá a caer es su mayor acto de rebeldía, es allí donde encuentra su felicidad. Al igual que para Sísifo, nuestra vida estará llena de triunfos y derrotas que no podemos controlar, pero mientras elijamos perseverar y vivir al máximo, habremos encontrado finalmente la fórmula de la victoria absurda. “Sísifo es superior a su destino. Es más fuerte que su roca”.
Fuente: El Heraldo