Por: Esteban Torres Cobo
La ratificación en firme del decreto presidencial de Muerte Cruzada inició oficialmente el nuevo proceso electoral. Un proceso que será sui generis por su antesala y exprés por los tiempos en los que se llevará. Primero, si bien se intuía, en el fondo nadie sabía lo que significaba hasta que llegó. Las organizaciones políticas, salvo algunas, no estaban preparadas para una elección en este momento y en estas circunstancias sociales. Los propios ecuatorianos no están preparados para una elección en el mes de agosto y, evidentemente, la economía tampoco. Existe mucha incertidumbre sobre lo que puede pasar.
La campaña oficial durará siete días. ¡Siete días! Los procesos de democracia interna y primarias iniciarán en una semana. Es decir, es un proceso electoral comprimido en días. Todo muy rápido. ¿Para quién juega bien este proceso electoral? Especialmente para aquellos que ya son conocidos por los futuros electores. Muy difícil para alguien darse a conocer en siete días o, incluso, en un mes. Ese es el principal reto para las organizaciones políticas. No se conoce todavía si existirán franjas publicitarias otorgadas por el CNE, pero seguramente serán escasas y cortas.
La otra batalla irá por la presencia de buenas candidaturas presidenciales. Candidatos sin tracción electoral difícilmente podrán empujar a candidatos a la Asamblea Nacional. Y, como ya es costumbre, quizás existan de 12 a 15 candidatos presidenciales. No existirán ni grandes frentes o coaliciones salvo que lleguemos a una Segunda Vuelta. Eso dispersará el voto y el canibalismo de las tendencias. Otro dato curioso: las campañas nacionales tampoco podrán hacer mucho territorio o visitas a las provincias. Los presidenciables seguramente concentrarán todo lo que puedan en Quito y Guayaquil para llegar a la mayor cantidad de votos. Eso irá conectado a una campaña fundamentalmente digital, al ser imposible caminar por todas las calles y los mercados.
Los elegidos terminarán el periodo solo hasta mayo del 2025 y, salvo para Lasso y los ex asambleístas elegidos el 2021, contará igual como un periodo electoral completo. Es decir, les quedaría ya una sola reelección si resultan favorecidos en agosto.