Por: Luis Fernando Torres
Con la finalidad de facilitar el acceso de las personas pertenecientes a grupos minoritarios raciales a centros de educación superior, se establecieron cuotas obligatorias en beneficio de tales personas en el país más competitivo del mundo. De este modo, por el solo hecho de ser afroamericano, un aspirante a ingresar a las mejores universidades de Estados Unidos tenía más opciones que uno ubicado fuera de la cuota. Gracias a las medidas educativas de acción afirmativa pudieron prepararse en las universidades de la “Ivy League” jóvenes provenientes de grupos minoritarios raciales. Como resultado de la reciente sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, los estudiantes competirán en igualdad de oportunidades para obtener un cupo de estudio, en universidades como Harvard. Se terminaron los privilegios para las minorías. La más alta corte de justicia estadounidense decidió que todos los jóvenes deben ser considerados iguales intelectualmente a la hora de postular para una universidad. La vertiente racial no puede ser, según los jueces, motivo de ventaja en el mundo académico.
La semilla de la acción afirmativa en Estados Unidos se sembró en 1964 con la Ley de Los Derechos Civiles, luego del estallido social por las protestas de los afroamericanos, que, hasta ese entonces, estuvieron excluidos y separados, inclusive en el uso del transporte público. Después, se desarrollaron medidas de acción afirmativa muy precisas para corregir las desigualdades sociales y económicos de las minorías, sobre todo afroamericanas, con cuotas de acceso, por ejemplo, a las universidades.
El final de la acción afirmativa en las universidades ha sido apoyada por el 52% de estadounidenses, entre ellos, los llamados blancos, los asiáticos e, inclusive, los latinos. En la oposición se han aglutinado los afroamericanos. Al parecer, el principio de la igualdad de oportunidades, independientemente de la procedencia racial, se ha impuesto en la mayoría de la opinión pública.
En Ecuador las medidas de acción afirmativa no han adquirido la dimensión que alcanzaron en Estados Unidos para el acceso a las universidades. De este modo, el principio de la igualdad por el origen de los jóvenes no ha estado jamás por encima del principio de la igualdad de oportunidades. Los estudiantes ecuatorianos de origen indígena o afroamericano, por ejemplo, han llegado donde han llegado sin ventajas ni privilegios. Sus méritos y su talento los han encumbrado a la cima. No han necesitado del sistema de cuotas para competir académicamente.