Por: Álvaro E. Sánchez Solís
Contra todo pronóstico y gracias a un importante desenvolvimiento en el debate, Daniel Roy-Gilchrist Noboa Azín pasó a la segunda vuelta electoral para enfrentarse a Luisa González, quien representa la corriente correísta en el Ecuador.
Es una segunda vuelta atípica, ya que las encuestadoras, antes del debate, ponían en segunda vuelta a Otto Sonnenholzner, Jan Topic o Yaku Pérez, mientras que Daniel Noboa se encontraba peleando por los últimos puestos con Fernando Villavicencio (+), Xavier Hervas y Bolívar Armijos.
Hay dos factores fundamentales que golpearon el tablero electoral y cambiaron sus fichas: el primero, el asesinato de Fernando Villavicencio, cuya votación aumentó debido a lo que algunos analistas han denominado como el “voto de pésame”, que logró posicionar a su reemplazo, Christian Zurita, en tercer lugar; el segundo factor que movió las tendencias electorales fue el debate, donde muchos analistas y políticos, como Rafael Correa, reconocieron que Daniel Noboa tuvo un gran desempeño. Estos movimientos afectaron enormemente a candidatos como Otto, Topic y Yaku, que esperaban tener mejores resultados.
En ese sentido, muchos han anticipado que la segunda vuelta será una especie de “revancha” del año 2006. Lo curioso es que, en esa elección, Rafael Correa se presentaba como una opción fresca y nueva que aspiraba a derrotar a la partidocracia, representada en aquel entonces por el multimillonario Álvaro Noboa Pontón, quien fue el perdedor de las elecciones de 1998 y 2002. Ahora, Daniel Noboa, hijo de Álvaro, se presenta como una opción joven frente a Luisa, que personifica la fuerza correísta que dominó al país durante 10 años y que, a estas alturas, ya se considera “tradicional”.
Más allá de lo que algunos califican de “revancha”, lo que mucha gente espera es que no se perpetúe la dicotomía “correísmo-anticorreísmo”, sino que el debate gire en torno a ideas y propuestas para solucionar los dos grandes problemas del país: inseguridad y economía.