Por: Luis Fernando Torres
Carlos Falquez Batallas es el ejemplo de la tenacidad en la arena política, esto es, del que no se rinde, del que no se desanima, del que sigue su camino hacia el objetivo final. Cuando era vencedor no se detenía. Tampoco cuando estaba en la orilla del perdedor. Una energía desbordante iluminaba los senderos por donde transitaba.
Su reciente fallecimiento levantó una ola de reconocimientos en todo el país y, en especial, en la provincia de El Oro, de la cual fue prefecto, diputado y asambleísta, y en Machala, ciudad de la que fue su alcalde.
Maquiavelo dice que los verdaderos líderes emergen en los tiempos difíciles. Es allí cuando la gente acude a ellos, como ocurrió con el legendario De Gaulle, a quien llamaron los franceses en 1958, después de haberlo recluido un década en su casa de campo. En las épocas normales aparecen dirigentes ordinarios, mientras los líderes con esencia de mando y visión son colocados en posiciones secundarias, muchas veces sin posibilidad de acceder a cargos de representación y responsabilidad.
Carlos Falquez fue un líder tanto en tiempos dificiles como en tiempos ordinarios y siempre demostró de qué madera estaba hecho. Perdió elecciones varias veces y, sin embargo, encontraba la manera de volver a la arena política para luchar por su causa. De aquellos que lo vencieron nadie recuerda sus nombres porque fueron, frente a él, personajes intrascendentes, como tantos políticos de la actualidad que están destinado a dejar como recuerdo una simple fotografía.
La historia y el tiempo ponen en su debido lugar a los líderes nacionales y locales. Carlos Falquez no ha debido esperar muchos días para que su personalidad política sea debidamente aquilatada.