Por: Luis Fernando Torres
Es una verdad la que dijo Bukele sobre las principales causas del deterioro de algunas ciudades estadounidenses, agobiadas por el crimen y el desorden urbano. En el origen identificó la equivocada y mala gestión de las autoridades, dedicadas a premiar con subsidios a quienes no trabajan, a descriminalizar los pequeños robos, a fomentar la mendicidad y la migración descontrolada, postergar las obras de regeneración urbana e, inclusive, autorizar la instalación de carpas-vivienda en las veredas y parques. Y, al mismo tiempo, obsesionadas con castigar a los emprendedores con altos impuestos y rigurosos controles.
En Estocolmo, la capital de Suecia, antiguo ejemplo de orden urbano y paz social ahora está en medio del infierno de las pandillas y los sicarios, con un tiroteo diario y muchos inocentes que han fallecido como consecuencia de las balas perdidas. En algunos barrios los mayores suelen ir a comprar el pan protegidos por un chaleco antibalas. Se estima que en Suecia operan 30.000 pandilleros y sicarios, muchos de ellos menores de edad, fichados por las extensas redes del narcotráfico. En el primer semestre del año han ocurrido, en Suecia, unos 300 crímenes con armas de fuego, vinculados al narcotráfico y al sicariato. Ha habido casos de jóvenes sicarios que han disparado a sus víctimas dentro de parques infantiles.
En las principales ciudades suecas, Estocolmo y Gotemburg, se han venido aplicando políticas muy parecidas a las aplicadas en las deterioradas ciudades estadounidenses. Las consecuencias han sido similares.
Las ciudades ecuatorianas no están lejos de esas realidades, por lo que su deterioro puede fácilmente anticiparse. En Ambato, por ejemplo, ya se pueden apreciar visibles señales de deterioro en el espacio público, por el desorden provocado, con equivocadas políticas locales, en las dos últimas décadas. Si no se inicia un proceso sostenido de reconversión local, será muy complicado cambiar el rumbo en los próximos años.