Por: Luis Fernando Torres
Hace más de una década tuvo que salir del territorio ecuatoriano la Base de Manta, en medio de proclamas soberanistas y patrioteras de un sector de la clase política, y el desconcierto de los beneficiarios de la presencia de esa Base, entre ellos, los habitantes de Manta, testigos del desarrollo de su cantón durante el tiempo que estuvieron en Manabí las fuerzas estadounidenses.
Con el Presidente Noboa se han restablecido las relaciones de asistencia militar entre Ecuador y Estados Unidos. La Jefe del Comando Sur, esto es, quien comanda la mayor fuerza estadounidense destinada a Latinoamérica, visitó el país y participó en reuniones con los altos mandos ecuatorianos y en la primera entrega de equipamiento militar para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.
La Corte Constitucional, que antes santificó la salida de la Base de Manta, ahora ha dictaminado a favor de un acuerdo de cooperación militar y naval entre los gobiernos de Estados Unidos y Ecuador. De este modo, se encuentra listo el andamiaje jurídico para una operación de mutua colaboración sin precedentes.
Esos esfuerzos con Estados Unidos también abren la posibilidad de fortalecer la cooperación comercial. Por ceguera ideológica se frustró, en el pasado, el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. En su lugar, se han venido extendiendo preferencias arancelarias a productos ecuatorianos que ingresan al mercado estadounidense. Estos días se ha anunciado una extensión más. Otra buena noticia.
Resta por atraer empresas estadounidenses, con gran compromiso medioambiental, para la industria hidrocarburífera. La persecución a algunas de ellas las alejó del Ecuador, dejando un espacio para empresas, por ejemplo, de la China.
Estados Unidos es el mejor aliado militar y comercial que puede tener el Ecuador.
