Por: Martin Sevilla Holguín
De todas las películas que tuvieron presencia en la temporada de premios, American Fiction es sin duda una de las más relevantes en su acercamiento al interesante debate sobre el movimiento “woke” y lo “políticamente correcto”. A través de una historia cargada de sátira, explora la forma en que los conceptos de la inclusión y la visibilidad de grupos marginados, especialmente la comunidad negra en Estados Unidos, se ha ido degenerando en algo mucho más superficial y ambiguo que poco tiene que ver con la idea que propone. La película critica la forma en la que el apropiamiento de esta lucha, especialmente por parte de las grandes organizaciones y medios, ha tenido en realidad un efecto negativo, creando estereotipos dañinos que exageran y restringen la verdadera diversidad de voces y experiencias de estas personas.
La cinta sigue a “Monk”, un escritor y académico que encuentra cada vez más difícil mantenerse relevante en el mundo literario, que parece premiar mucho más a la literatura de “protesta”. Cansado de sentirse presionado por tener que escribir acerca de estos temas para ser exitoso, decide publicar en burla uno de los libros más exageradamente estereotípicos y sensacionalistas. Pero cuando su broma se sale de control y la novela resulta un éxito tanto comercial como cultural, Monk deberá replantearse su concepción del artista moderno, lo que se espera de él y lo lejos que cualquiera podría llegar tan solo al decir lo que la gente quiere escuchar.
La película contrasta la ficción con el drama familiar de Monk y su familia, que enfrentan problemas completamente distintos que los personajes de su novela, pero no por ello son menos complejos. Finalmente, la cinta no solo es efectiva por destacar lo absurdo de esta “inclusión forzada”, sino que también logra contar paralelamente una efectiva y emocional historia humana, libre de las restricciones de estereotipos o “tokens” con los que normalmente se caracterizaría a su elenco de personajes.
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