Por: Álvaro E. Sánchez Solís
Con motivo de la visita del Presidente Noboa al Papa Francisco, volví a ver, este fin de semana, la película “Los dos Papas” en Netflix. El filme, publicado en el año 2019, retrata una situación ficticia de un encuentro entre el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco, representando además la histórica dimisión del primero y el ascenso del segundo.
La película confronta dos visiones del catolicismo: la tradicionalista y la reformista, personificadas por Ratzinger y Bergoglio, respectivamente. Dejando a un lado que en algunas escenas se sugiere un juicio de valor sobre las personalidades de ambas figuras, considero importante resaltar que el mensaje es de unión en la Iglesia Católica y de propósitos comunes: trabajar por los menos favorecidos, evangelizar y difundir un mensaje de paz, pese a ciertas diferencias interpretativas e ideológicas.
También recuerda algunos aspectos del pasado de Bergoglio, quien, en la época de la dictadura de Videla en Argentina, salvó a varias personas de un destino fatal. Su pasado fue cuestionado hasta que salieron a la luz las pruebas de que él actuó siempre en beneficio de los perseguidos en Argentina.
En la actualidad, Benedicto XVI ya falleció y el Papa Francisco, pese a que se encuentra aquejado por los padecimientos médicos propios de la edad, no deja de trabajar cada día por la construcción de una cultura de paz y la evangelización. Sin duda, hoy en día, el Papa Francisco continúa siendo una figura vigente e importante, como en aquellos días en que fue electo Papa.
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