Por: Álvaro E. Sánchez Solís
En la historia de la humanidad, hay figuras que han dejado una huella indeleble de crueldad y terror. Entre ellas, Sila y Dolabela, dos personajes de la antigua Roma, destacan por su brutalidad y falta de compasión.
Lucio Cornelio Sila, dictador romano del siglo I a.C., es recordado por su régimen de terror y violencia. Su lista de proscripciones, que incluía a miles de opositores políticos, sentenciados a muerte o exilio, es un ejemplo de su despiadada ambición de poder.
Sila no dudó en masacrar a sus enemigos, incluyendo a mujeres y niños, para consolidar su dominio.
Por otro lado, Cneo Cornelio Dolabela, otro político romano, siguió los pasos de Sila. Su carrera política estuvo marcada por la corrupción y la violencia. Dolabela fue responsable de la muerte de miles de personas, incluyendo a muchos senadores y nobles, en su búsqueda de poder y riqueza.
La crueldad de Sila y Dolabela no solo es condenable, sino que también nos recuerda la importancia de la justicia y la protección de los derechos humanos. Sus acciones demostraron que el poder absoluto puede corromper incluso a los más destacados líderes, llevándolos a cometer atrocidades inimaginables.
Hoy en día, es fundamental reflexionar sobre el legado de Sila y Dolabela y recordar que la historia nos enseña lecciones valiosas sobre la importancia de la ética y la moral en la política. Debemos rechazar la violencia y la crueldad, y promover la justicia, la igualdad y la dignidad humana.
Hoy, en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Rusia existen gobernantes crueles y que no dudan en acabar con la oposición, marginándola del escenario político e, incluso, persiguiéndolos. Sila y Dolabela ya no están más en este mundo, pero sus fríos y ambiciosos espíritus permanecen en aquellos personajes que sólo buscan, inescrupulosamente, el poder por el poder.
En conclusión, Sila y Dolabela son un recordatorio sombrío de los peligros del poder absoluto y la falta de compasión. El recuerdo de aquellos personajes que resistieron la afrenta de los crueles “líderes” nos inspira a luchar por un mundo más justo y humano, donde la crueldad y la violencia no tengan cabida.